En una época históricamente atravesada por la introspección, Cali se propone resignificar la Semana Santa desde la vivencia cultural. No como un acto accesorio ni decorativo, sino como una oportunidad para reactivar vínculos comunitarios, devolverle centralidad a la experiencia estética y construir, desde el arte, una narrativa compartida de ciudad. Lo que plantea la Secretaría de Cultura no es solo una agenda de eventos: es una invitación a pensar el espacio público como territorio simbólico y a repensar el tiempo litúrgico como posibilidad de encuentro ciudadano.
El lenguaje de la música, la literatura y las artes visuales, con sus formas propias de interpelar lo sensible, nos convoca esta semana a recorrer la ciudad de manera distinta: no como transeúntes apresurados ni como espectadores pasivos, sino como habitantes activos de una tradición que se transforma.
El silencio y la armonía: la música clásica toma la palabra
Cali celebra su Primer Festival de Música Clásica en una decisión que va más allá de la programación de conciertos. En una ciudad donde la música popular suele protagonizar la escena sonora, abrir espacio para lo sinfónico —y hacerlo desde la gratuidad, la descentralización y la pedagogía— es una declaración cultural de fondo. No se trata solo de llevar orquestas a los barrios o a los templos, sino de ensayar otra forma de escucha, otra manera de habitar el tiempo.
Los conciertos en parroquias, con su acústica reverencial y su aura espiritual, resignifican la liturgia desde lo estético. En ellos, la música no es fondo ni acompañamiento: es cuerpo sonoro de una comunidad que se reconoce, se emociona y se piensa desde la armonía.
Que un concierto gospel cierre este festival no es casual: la diversidad de lenguajes musicales no es eclecticismo sino reconocimiento de la pluralidad espiritual y cultural que habita esta ciudad. El arte, así, se convierte en un espacio donde lo diverso no divide, sino que compone.
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliPicnics literarios: leer el mundo desde el parque
La lectura pública, desplegada en plazas y parques, tiene un poder subversivo sutil: reivindica el derecho al ocio creativo, al tiempo no productivo y al pensamiento lento. Los Picnics Literarios, organizados por la Red de Bibliotecas Públicas de Cali, nos recuerdan que la literatura no está confinada a las bibliotecas ni a las aulas; que narrar y escuchar historias en comunidad es un acto político y afectivo.
Más que fomento de lectura, lo que aquí se pone en juego es una forma de estar juntos, de compartir silencio, palabras y memorias. En una época marcada por la fragmentación y el ruido, leer en voz alta se vuelve un gesto radical de cuidado.
Exposiciones: mirar la ciudad con otros ojos
El arte visual ocupa esta Semana Santa el Centro Cultural de Cali con tres exposiciones que dialogan entre sí a través de una pregunta común: ¿cómo se construye la memoria urbana? Las propuestas expositivas no son ornamentos de la programación, sino dispositivos críticos que nos invitan a detenernos, a mirar con atención, a interrogar lo cotidiano.
Perennes, de Héctor Mora Lombana, es una exploración silenciosa sobre las plantas que sobreviven al concreto. Su cartografía vegetal no solo documenta, sino que dignifica lo que suele ser invisible: la persistencia de la vida en las grietas del olvido.
Injerto, de Gustavo Henao Zamora, lleva el arte más allá de las paredes, hacia la calle, hacia el diálogo con los habitantes del barrio El Calvario. Este proyecto es también un jardín, pero sobre todo un archivo vivo de memorias, afectos y luchas urbanas.
Por su parte, Habitar, Vestir y Alimentar, desarrollada por la Universidad San Buenaventura, hace un recorrido profundo por las huellas franciscanas en el territorio. Más que una retrospectiva, esta exposición plantea una reflexión sobre cómo las formas de vida pueden ser también formas de resistencia.
Una ciudad que se piensa a través del arte
En tiempos de solemnidad, Cali no elige la pausa vacía ni el espectáculo fácil. Esta Semana Santa, la ciudad propone una tregua activa: un tiempo para cultivar lo común desde el arte, para hacer del espacio público un lugar de encuentro, y de la memoria una práctica compartida.
En un mundo donde lo urgente suele devorar lo importante, esta agenda cultural es un acto de resistencia simbólica. Es una apuesta por lo colectivo en un tiempo de individualismos, por lo sensible en una era de algoritmos, por el arte como vía para pensar lo que somos y lo que podríamos ser.
https://www.cali.gov.co/boletines/publicaciones/186394/programate-esta-semana-santa-con-musica-clasica-picnics-literarios-y-arte/
Redacción de RMC Noticias
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